Ser o no ser

¡Hola! Soy Nico y decidí volver a escribir. Esta vez mas centrado en el arte desde mi perspectiva. Quizá no tan nerd, como me gustaría, pero sí desde un punto cotidiano en donde el detalle hace la diferencia.

Escribir siempre me hizo bien, y quienes han oido alguna que otra canción mía sabrá bien de qué rayos hablo.

Nunca tapé nada, siempre fui sincero. Y sobre esto quiero hablarte: sinceridad.

La palabra sincera proviene de la antigua Grecia donde en los teatros se usaban mascaras de cera y al quitárselas eran unas personas sin cera, personas autenticas
 
He oído también que a las esculturas les ponían cera en donde habían roturas o errores del material.
 
Quizás seamos alguna que otra pieza de arte en donde a las fallas las enceramos y relucimos algo que no somos 🫠.
Ponerse a cuentas con uno mismo está a una decisión de distancia.

Lo más difícil es reconocerse deshonesto o encerado. Porque siempre evitamos la responsabilidad de “cambiar” y honestar nuestras reacciones. 

Buscamos excusas en un laberinto y cada vez que alzamos la mirada hay otra pared, y luego otra pared, y luego otra, y así hasta que vemos que no hay salida.

Yo sé que el tema de excusas es casi estudiado en nuestro contexto, y siempre va a estar vigente, porque el ser humano, nosotros, vivimos a base de excusas, replanteando siempre todo para hacer el mas mínimo esfuerzo, y esto llevado a nuestro honestidad y análisis diario sobre nosotros mismos, es casi abismal…

Preferir procrastinar la situación y no replantearme cierta realidad, cruda y sin-cera, para no llevarme el chasco de que todo lo que fui es una mentira, una realidad paralela, y casi una temporada de alguna serie de Marvel sobre multiversos.

Preferimos apretar el botón de posponer la alarma siempre, porque esos somos: procrastinadores de nosotros mismos.

El error mas grande es dejarnos estar y no ser honestos con nosotros mismos, y ver que es necesaria una reinvención de nuestros pensamientos. Llevar a cabo una serie de disciplinas en donde podamos analizar lo que pensamos, lo que vemos, lo que hablamos, lo que escuchamos y hasta con quien andamos, porque en cierto punto también tiene que ver, y mucho, nuestro entorno.

Ponerse a cuentas con uno mismo está a una decisión de distancia.

¿Ves?, nosotros complicamos las cosas. Nos desenfocamos de lo que realmente importa, y hasta termina siendo un poco eso: un problema de foco. El punto es que, siempre es uno mismo el punto de partida, porque Jesús puede hacer un gran cambio en el corazón, pero las decisiones terminan siendo nuestras. Siempre.

Entonces, ¿no será hora de que empiece a ver lo que realmente importa? ¿no sera tiempo de dejar de fantasear sobre algo que no somos, y de verdad ser lo que tenemos que ser?

Porque las decisiones que tomamos dicen mucho de lo que somos, además es habitué del ser tomar decisiones: comer o no comer, ducharse o no ducharse, ir o quedarse… siempre estamos entre dos puntas.

Cuando Pablo, en Romanos 12:9 dice que “el amor sea sin fingimiento” es tácito saber que existe un amor fingido y mentiroso. Un amor que no es de verdad, decimos amar y hacemos todo lo contrario a lo que hace una persona cuando realmente ama.

Y a veces decimos amarnos a nosotros mismo, y la verdad es que rechazamos quienes somos, porque no aceptamos lo que somos. Y acá esta el problema: pendemos del rechazo.

Pudo haber sido algo traumático, pero sincerarte con lo que realmente pasa dentro tuyo y ponerle nombre, es un gran paso a ser lo que tenés que ser. Porque el fin de la sanidad es justamente ese.

Es tiempo de quitarte la máscara de cera, mostrarte tal cual sos y recibir aquella paz que necesitas para poder enfrentar y confrontar eso que decis que sos y no sos; y decidir ser lo que Dios quiere que seas: su hijo.

Leave a comment: